La presentación del cuadro “Reflejo en el Mar” de la artista formoseña, quien tiene una historia de vida muy especial, tan dura como motivadora, se dio a conocer el pasado viernes en un acto llevado adelante en sede de la Cámara de  Pequeñas y Medianas Empresas de Formosa.

Mariana Torales lleva más de media vida radicada en Tierra del Fuego, lugar al que llego desde su Formosa natal después de la muerte de sus padres. Vive con su hermana Analía, su cuñado y sus sobrinos.

La joven arrastra una dificultad sumamente dolorosa denominada artagriposis múltiple congénita.

Nada puede hacer con su cuerpo, que no pudo desarrollarse en el vientre materno, y todo lo que tiene de habilidad lo realiza con la boca.

A pesar de esta dolencia, ella misma se define como una artista.

“Me encanta pintar, que es lo que más me gusta, y espero ser reconocida a nivel nacional e internacional. De chiquita me encantaba dibujar y pintar. Siempre desde mi familia me impulsaron para que siguiera mis sueños y apuntara a mis metas para seguir adelante”

La joven, a sus 20 años, advierte que se encuentra al final de una etapa importantísima, ya que acaba de terminar sus estudios de Nivel Medio en el Polivalente de Arte y está pensado en su futuro. Su sueño más hermoso seria poder continuar su aprendizaje en Córdoba, en la Facultad de Bellas Artes, pero también reconoce que no son pocas las dificultades, entre ellas las materiales.  Y hasta se resigna a quedarse en Río Grande y estudiar abogacía.

Mariana tiene a Van Gogh y Marta Minujín como grandes  referentes del arte plástico.

Y va plasmando en oleos, acrílicos, crayones y acuarelas, su propia identidad artística.

Quizás no lo sabe, o no toma conciencia aun, que mientras se debate en seguir un futuro, en ver que camino tomara o que le depara el destino, quienes conocen de su historia, de su fuerza, de sus ganas, de su arte, que va rompiendo todas las barreras físicas, la van tomando como ejemplo. Y se transforma en motivadora de otros cientos de sueños.

Porque ellos, los sueños, tanto como el don de Mariana de emocionar con sus obras,  no pueden ser contenidos, ni siquiera dentro de un frágil cuerpo.

 

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